Dirigida por Karina Hurtado.
Hugo Hiriart entrega 4 obras de indudable vitalidad y elegancia, en las que se aprecia el humor especulativo del genial escritor mexicano, sus obras de teatro, habitadas por personajes que crecen y adoptan formas caprichosas ante nuestros ojos.
Camille, más que una obra de teatro, podría ser llamada una experiencia teatral. Y en esto es donde creo que radica su mayor interés y debilidad. Se trata de marcar, a través del ejemplo de la vida de Camille Claudel (la escultora que fue amante y discípula de Rodin), la transición entre la escultura de nuestro siglo y la que le antecede, tomando justamente al genio de Rodin como el último baluarte exacerbado de lo que se deja atrás como síntesis que fue de todas las corrientes anteriores (naturalismo, romanticismo, etcétera). Obviamente, la obra no intenta ser una biografía en el sentido estricto, y así, abandonando el campo del didactismo artístico o biográfico, se lanza más bien a la intuición creadora de ese momento de desgarramiento que abarca una vida y un arte constituyendo fundamentalmente el cambio de visión entre dos mundos temporalmente contiguos.
(Bruno Bert)
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