En el marco del programa Escuelas Anfitrionas, que forma parte de las actividades de Guadalajara Capital Mundial del Libro, ayer por la tarde el escritor español Víctor del Árbol sostuvo una mesa de diálogo con el Comisario General Juan Pablo Hernández González, becarias y becarios de la Academia de Formación y Profesionalización Policial sobre su libro “La tristeza del samurái”.
El escritor trabajó durante 20 años como policía —Mosso d’Esquadra— en Barcelona, antes de dedicarse a la escritura de tiempo completo. Actualmente, es considerado como uno de los más fascinantes escritores de la novela negra actual.
“Cuando nosotros leemos, entendemos siempre diferente el escrito o libro que estamos leyendo, es decir, lo interpretamos a nuestro mundo compartiendo la idea del autor, pero sin duda nos ayuda para transformar nuestros valores, principios, nos generan ideas, inquietudes, incluso algunos sirven de motivación y de inspiración. Entonces, de ahí la importancia de fomentar la lectura”, afirmó en su mensaje el Comisario General tapatío.
Hernández González también resaltó que la corporación policial tiene en sus filas a elementos que escriben narrativa y poesía, a quienes incentivó a continuar con sus creaciones literarias.
En esta charla participaron 78 académicos, quienes hablaron con Víctor del Árbol y escucharon algunas de sus experiencias.
“Ser policía es algo que no se deja. Una vez que estás dentro no dejas de serlo. Cuando eres policía te enseñan a mirar hacia atrás mirando hacia adelante y pasé todas esas vivencias a mis historias”, dijo el autor catalán.
Al término de la charla, Del Árbol intercambió palabras con algunos académicos y firmó sus ejemplares.
Tras la charla, Víctor del Árbol acudió a la librería Gonvill Chapultepec a una firma de libros y charla con sus lectoras y lectores.
Víctor del Árbol ha recibido algunos de los más importantes premios europeos de novela negra, entre ellos el Premio Tiflos por “El peso de los muertos” (2006), el Premio a la Mejor Novela Negra Europea (Le Prix Du Polar Européen) por “La tristeza del samurái” y el Premio Nadal por “La víspera de casi todo” (2016), entre otros.