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Ante un salón lleno, con la presencia de Avelino Sordo y Jorge Souza, como presentadores el destacado narrador, cronista y académico Ulises Zarazúa, presentó en la Casa de los Perros su libro de crónicas, que forma parte de la Biblioteca Tapatía.

Este tercer título de la serie es una colección de crónicas de la Guadalajara del siglo XXI, en las que el evento es la historia qué leer, y la descripción de la experiencia es la enseñanza sobre la cual reflexionar, en un lugar y un tiempo que pueden o no existir, ya que de un instante a otro habrán cambiado, aunque dejan la huella de lo que fue (o sigue siendo) y así lo captura el cronista, haciéndonos comprender mejor cómo son, en su condición humana, esa ciudad y su gente.

Entre las acciones con que el Gobierno de Guadalajara da continuidad al programa de nuestra ciudad como Capital Mundial del Libro se incluye la serie editorial denominado Biblioteca Tapatía, lanzado en el marco de los 481 años de la fundación de nuestra ciudad y los 200 años de Jalisco como estado libre y soberano.

Ulises Zarazúa es narrador, licenciado en Sociología y maestro en Ciencias Sociales por la Universidad de Guadalajara, donde ha sido profesor e investigador del CUCSHS y del departamento de Estudios Socio–Urbanos. Ha colaborado en las revistas tapatías Última, Contornos y Luvina; así como en Finisterre (Zacatecas), La Rueda (Nayarit) y en Tierra Adentro.

Su primer libro de cuentos, Úrsula y otras fabulaciones, reúne doce relatos breves, en los que explora las obsesiones de personajes oscuros que viven en una realidad marginal. Son narraciones crudas, irreverentes y de humor negro. También ha publicado Crónicas marginales, Baños de pureza, El nuevo libro de los seres imaginarios, Metaficcionario y recientemente la novela policiaca Crónica de cabeza.

Su obra ha sido distinguida con los premios nacionales de cuento Juan José Arreola (2002) y Juegos Trigales del Valle del Yaqui (2004), así como con el Premio Internacional de Crónica Urbana Salvador Novo (2004).

La Biblioteca Tapatía

Es un proyecto editorial de carácter preferentemente popular, integrado por obras que puedan ser accesibles pero con una presentación atractiva. El tiraje es de mil ejemplares, con la posibilidad de reeditar aquellos títulos que eventualmente pudieran agotarse.

Como su nombre indica, está integrada por libros cuya temática gira en torno a lo que es y ha sido Guadalajara, así como con asuntos y sucesos relevantes que guardan una estrecha relación con destacados hombres y mujeres de artes, letras e ideas de esta parte del mundo.

Los títulos fueron elegidos bajo los siguientes criterios: pertinencia, factibilidad y calidad. En el caso de obras relevantes del pasado regional, hay una preferencia por aquellas que difícilmente se consiguen o están agotadas desde hace tiempo. A esas obras habría que sumar trabajos de autores actuales, considerando que este tipo de libros han sido por encargo.

Su énfasis no está puesto en la ficción literaria. Y ello por dos razones: porque este es campo de competencia de otras instituciones como la Secretaría de Cultura de Jalisco y parcialmente de la Universidad de Guadalajara, así como de editoriales independientes o no oficiales.

La lista de títulos de la primera entrega de la Biblioteca Tapatía:

Guadalajara vista por otros

Compilada por el escritor y academico Juan José Doñán, reúne 14 textos de distintos personajes (tanto extranjeros como del resto de México) que visitaron nuestra ciudad y dejaron testimonio escrito, refiriéndose tanto a la urbe como a quienes la han habitado.

Los autores forman un grupo heterogéneo: negociantes, aventureros, espíritus curiosos, funcionarios públicos, turistas, militares y hombres de letras, artes e ideas como D.H. Lawrence, José Vasconcelos, Marvin Wheat, Salvador Novo, Harry Kessler, Francisco Villaespesa, Tennessee Williams, Ronald de Carvalho, Rafael López, André Breton, Víctor Serge, John Ashbery y Francisco Solano.

Todos ellos terminaron por descubrir —y en algunos casos por inventar— una urbe menos evidente, pero tanto o más viva y efervescente que la de todos los días. Para los habitantes de este rincón del mundo, en algunos de esos testimonios y evocaciones tal vez aparezca una Guadalajara más desconocida que reconocible y, en no pocos casos, una ciudad decididamente viva y también asombrosa.

Aquella Perla

En sus páginas el lector podrá percatarse de que el autor —merced a su diestro ojo de fotógrafo y capacidad de síntesis de experimentado cronista de radio— es un excepcional testigo que comunica con estilo incisivo y lenguaje claro y conciso, sus observaciones, puntos de vista y recuerdos sobre gran cantidad de temas —que incluyen la arquitectura, los barrios, comercio e industria, los mercados, antojos y gastronomía, las devociones, el fervor religioso y por supuesto los personajes, diversiones y costumbres…— de aquella orgullosa perla tapatía a mediados del siglo XX.

Los textos que se reunieron para dar forma a este volumen, fueron escritos y publicados semana a semana, y ofrecen un elocuente testimonio de esa urbe que el cronista vivió con todos los sentidos, que quizá ahora se sienta lejana, pero que está ahí a nuestra disposición a través de la analítica y nostálgica mirada de Alberto Gómez Barbosa.

El puente de las Damas (en prensa)

En sus páginas el lector encontrará, además de un sucinto repaso a la historia de Guadalajara y el modo en que fue adquiriendo su forma urbana, con atención en los acontecimientos que hicieron del siglo XVIII —en particular su última década— un periodo especialmente positivo para el crecimiento y consolidación de la urbe. Una de las obras de beneficio colectivo que se realizaron durante esos fructíferos años, fue el puente de las Damas, construido con el fin de unir la ciudad y el pueblo de Mexicaltzingo, librando el arroyo del Arenal y sus grandes crecidas en tiempos de aguas.

Una investigación de Enrique Ibarra Pedroza que busca explicar el contexto temporal y social en que se materializó, el proceso de construcción, su servicio a los tapatíos y su desaparición vencido por el crecimiento urbano, así como su posterior rescate para enriquecer el patrimonio cultural de la ciudad.

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